miércoles, 15 de mayo de 2013

Meat Loaf live at Odissey Arena

Like a bat out of hell 
I'll be gone when the morning comes 
When the night is over 
Like a bat out of hell I'll be gone, gone, gone 
Like a bat out of hell I'll be gone when the morning comes 
But when the day is done 
And the sun goes down 
And moonlight's shining through 
Then like a sinner before the gates of heaven 
I'll come crawling on back to you!

Meat Loaf y su banda, entre ellos su legendaria acompañante Patti Russo, se despiden del público y anoche la gira Last as Bat: Farewell Tour recalaba en Belfast, así que allí estuvimos decenas de miles de personas de muchas generaciones cantando con él. El show que lleva actualmente acompaña mucho, con proyecciones y muñecos hinchables además de un juego de luces muy bien estudiado. La banda toca lo que tiene que tocar y Meat sigue entregándose a fondo en cada canción, como lleva haciendo 40 años. Pero ya le toca retirada. El inicio por megafonía con el When I'm 64 de The Beatles justifica los motivos que tiene este excepcional músico para jubilarse. Se le nota cansado, acaba exhausto cada interpretación y no parece que se reserve parte de su voz para el final del show. Lo da todo. Su voz está en bastante buen estado, aunque a veces chille más de lo debido para llegar a ciertos tonos, o se ahogue en los más graves. O que esté empapado en sudor y jadeando desde el minuto 1. Tiene el físico que tiene y bastante bien lo lleva, con una sinceridad brutal y un corazón enorme cada vez que toma el micro o camina por el escenario mientras busca el disfrute de todo el personal que tiene delante. Por ello, por los años que llevo escuchándole y por las décadas que llevan millones de personas haciéndolo, le manifiesto una profunda admiración y así se lo hicimos saber todos anoche.



Empezó el show alternando temas clásicos con otros más modernos. El problema, creo yo, es que los temas más modernos no son demasiado buenos (el single "Los Angeloser" de su último álbum me parece hortera a más no poder incluso para Meat Loaf), pero cuando esos temas clásicos son Dead Ringer for Love con la que empezaron los primeros bailes en las gradas y la estremecedora Objects in the Rear Mirror may appear closer than they are, con proyección del videoclip correspondiente, uno sólo puede escuchar y esperar el segundo acto.  Porque sí, el público estuvo frío en este primer acto, y yo mismo no estaba muy cómodo. Entre algunos temas que no me gustaron y que no estaba todo lo cerca que hubiese querido (y sentado), puse todas mis esperanzas en ese fenomenal, legendario álbum que nos iba a presentar de comienzo a fin. Ese que superó los 35 millones de copias y permanece como uno de los mayores éxitos de todos los tiempos. Tras quince minutos de interludio y unas breves proyecciones del documental que conmemora la grabación del disco, a modo de presentación de cada una de las siete canciones, al fin el murciélago salió del infierno: 


Aquí ya todo el mundo se puso en pie, tanto en pista como en las gradas, y cantó al unísono el disco, empezando por la archiconocida Bat Out of Hell. Meat introdujo, visiblemente emocionado, épicas baladas como Heaven can Wait y 2 out of 3 ain't bad, contándonos la historia de su composición para homenajear a Jim Steinman. Ha pasado mucho tiempo, pero Meat sigue agradecido de corazón a Steinman por haberle elegido para cantar las canciones que compuso. Hubo espacio para el dueto con Patti Russo (que se pegó otro conciertazo cantando y bailando también) en la bailable y teatral Paradise by the dashboard light. El público cantó cada letra. Resonaba en cada rincón del Odissey. Fue estremecedor, de las cosas más bonitas que he visto en un concierto. Meat llegó a las lágrimas presentando la última canción del álbum, For crying out loud, donde estuvo estelar. Sencillamente. 

Y para los bises su megahit I would do anything for love (But I won't do that), la orgía guitarrística de Free Bird de los Skynyrd y el reprise de All revved up but no place to go. Y se acabó. Meat y Patti dispararon merchandising por medio de simpáticas pistolas con forma de pene con preservativo, y lanzaron sus últimos respetos al foso. Y una vez la banda abandonó el escenario, aun se quedó allí, buscando a cada persona, agradeciendo nuestro amor (u odio) incondicional por el disco tras tantos años, y recordándonos lo importante que es el público para que un artista pueda despedirse de esta forma y en lo más alto. Hubo un momento en su carrera en el que, tras unos discos poco acertados, todo se vino abajo y tuvo que empezar de cero tocando en bares, remontando el vuelo hasta retomar el éxito de antes y llegar a tocar en Wembley. Aprendió la lección y me siento muy orgulloso por él, porque pienso que la música de sus discos es única, así como la parafernalia y la temática que la rodea y, cómo no, su voz. Meat es de los buenos, alguien con una vida difícil y que triunfó esforzándose al máximo y sin olvidar a toda la gente que ha estado ahí desde entonces. Sin conocerle se le profesa un cariño tremendo, y eso se podía palpar ayer.


Adiós a una leyenda, a una voz única e insustituible. Que disfrutes de tu retiro, Meat, porque te lo has ganado.

Mañana:


Viernes:


Sábado:


Así que creo que entenderéis que no actualice en unos días, ¿no?

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Que envidia! pero me consuela que alguien de la familia haya visto el concierto. He leído el blog escuchando Bat out of Hell & I'd do anything for love....¡Me encanta! .
    Recuerdos de tu abuela, acabo de hablar con ella y dice que estás muy guapo con sombrero. Ya tengo ganas de verte para que me cuentes todas tus peripecias in person. Te esperamos en Marbella. Besos y sigue disfrutando :)

    ResponderEliminar