domingo, 5 de mayo de 2013

Limehouse Lizzy live at Empire Music Hall


Lo primero que supe era que tenía una Guinness en la mano y estaba en la parte de abajo del Empire viendo el partido. A las ocho y media abrieron puertas en la majestuosa sala del piso superior, y subí a echar un vistazo para encontrarme con esto:



Tras dar un par de vueltas por el recinto y que me sellasen la mano, volví a casa. Aun quedaban dos horas para el concierto, y acabó siendo otra hora más, ya que no empezaría hasta las 11 de la noche. Con una Tennent y la entrada en el bolsillo, contemplé a la fauna rockera de Belfast venirse arriba con clásicos de fondo, pero sin molestar a nadie, al menos la  mayoría de ellos. Calvas, chupas de cuero y camisetas de Rush y Lizzy y yo estaba en mi ambiente. Dos gogós de 1'90 embutidas en licra y tachas amenizaban la pista hasta que Limehouse Lizzy salieron al escenario. 


Contando con el carisma y presencia escénica de su cantante y bajista y los guitarreos doblados, LL suponen un más que solvente tributo a Thin Lizzy, como ya he dicho alguna vez, la mejor banda de rock salida de Irlanda. Hay que destacar lo a gusto que se estaba en las primeras filas, sin embotellamientos ni gilipollas con cámaras en alto grabando todo el concierto en vez de disfrutarlo. Esto en España es impensable. A excepción de un imbécil con sudadera (¿qué clase de persona lleva sudadera a un concierto de rock?) en un estado bastante horrible que buscó algo de jaleo hasta que vio que no lo iba a encontrar y se fue hacia atrás, así que tuvimos bastante espacio para pegar botes y llevar el puño en alto buena parte del concierto. Empezaron con Jailbreak y Waiting for an alibi, y nos metieron en su bolsillo con Dancin' in the moonlight. Nos desgañitamos mientras iban cayendo todos los clásicos de Lizzy con mucho protagonismo para el guitarra solista, mientras el otro se mantenía en segundo plano, pero realizando entre los dos un gran trabajo con las famosas guitarras dobladas que en otro tiempo realizaron Gary Moore, John Sykes, Scott Gorham o Brian Robertson. A medianoche, el esperado homenaje a Caracortada Moore, difunto en Estepona en 2011, con Out in the fields, 



Y a partir de ahí, las perlas más brillantes de la discografía de los dublineses fueron cayendo sobre nosotros sin ninguna piedad. La épica Emerald, la emocionantísima Cowboy Song y la hímnica The Boys are Back in Town, con recuerdo para Phil, y 5 minutos de descanso para los bises. Vuelven y nada menos que Black Rose. Esta pieza, cuyo nombre completo es "Ròisín Dubh (Black Rose): A rock legend", consiste en piezas tradicionales de la música irlandesa más partes originales de la banda, y es la última pista del álbum de 1979 al que da nombre, siendo además el primer álbum que contó con la presencia de Gary Moore en la grabación. Por estos motivos y muchos otros, como que es una canción tremebunda, es quizá la composición más épica que los Lizzy grabaron jamás:


Desde el espectacular inicio, la lucha de guitarreos de la mitad y ese final rememorando estrofas de otras canciones... Pero Lizzy e Irlanda entera saben que hay otra canción aun mayor y más simbólica de todo esto, y no es otra que Whiskey on the jar. La cantamos todos. 
Y así se acabó una noche de rock n' roll como las de antes, con la voz negra por encima de las guitarras cantando leyendas de tiempo atrás. 


Dedication

Pero no acaba para siempre, porque esta noche pienso pasarme por el Limelight y, si quedan entradas, flotar un rato entre blues y psicodelia. Próxima actualización: ¡The Doors Alive!

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