sábado, 5 de julio de 2014

Al fin

Esta mañana me he levantado contento y me he ido a la tienda a abrazar a Sonjia, manager del lugar donde trabajo, y le he llevado turrones. Le han encantado. Al final me he quedado trabajando un par de horas, porque el ambiente que tenemos allí invita a ello. Las compañeras nuevas como Hannah y Ellen me han caído estupendamente, y pasar varias horas del día con ellas mientras hacemos algo bueno por la gente es algo que vale mucho la pena.

Después he ido a una feria de antigüedades que se hace el primer sábado de cada mes enfrente de donde vivo. La mayoría eran sellos y bisutería, pero también un montón de postales y anuarios deportivos y, por supuesto, la gran mesa del fondo reservada para el típico hippie salido de la emisora de radio de Cicely (Alaska) que hay en cada feria de antigüedades:



(Qué cosa tan enorme es Doctor en Alaska, de verdad. No sabéis lo que os habéis estado perdiendo.)
Éste hombre tenía una envidiable colección de LPs, merchandising clásico de Star Wars y Battlestar Galactica que hubieran hecho las delicias de cierto tío mío friki y un montón de revistas de Doctor Who de la época de Tom Baker, el cuarto Doctor (1974 - 1981). Total, que...


 El mes que viene volveremos a por el resto. Se aceptan pedidos, por cierto.


Después ha tocado pasarse por el centro (y aprender a coger el bus, de paso) para volver con algunas compras básicas para la habitación. Aquí es donde el PoundLand ejerce de salvador ofertando esas cosas de dudosa calidad pero que poco importan cuando valen una libra, así que sumado a la bolsa de perchas que me han regalado en el curro, ya estoy servido de casi todo. Y sí, he cocinado. Tras comprar en el Tesco provisiones para -intentaremos- dos semanas, he superado mi repulsión hacia la cocina llena de basura (que tiene mejor pinta ahora, todo hay que decirlo) y he hecho magia:




"Contemplad mis obras, vosotros, los poderosos, y abandonad toda esperanza"

Entre el insuperable sabor de la comida casera y los partidazos de cuartos de final de hoy, más el ambientazo en el trabajo y la vuelta por el centro, ha sido un día memorable. No será el último.

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