jueves, 21 de marzo de 2013

Memorias desde la sala común Vol. II

Como os comenté en la anterior entrada, la mayoría de nosotros hemos empezado las prácticas. No todos trabajamos de lo nuestro y algunos hasta hoy ni siquiera tenían empresa, pero nos vamos apañando. En mi caso no es que esté trabajando exactamente de lo que he estudiado en el último ciclo, pero sí de lo que tengo experiencia previa: el establecimiento comercial.

Estoy de dependiente en una pequeña tienda que pertenece a una entidad de apoyo a los enfermos de cáncer. Recogemos donaciones, generalmente ropa y accesorios pero también libros, juguetes y menaje, la adecentamos, planchamos, tallamos y etiquetamos, y le damos un espacio para la venta. Todos los beneficios van para el tratamiento de las personas afectadas y otras muchas cosas de las que os hablaré en sucesivas entradas. Además de la labor social, me gusta el trabajo principalmente porque requiere contacto directo con los clientes y, por tanto, un constante uso del inglés, sobre todo del peculiar acento norirlandés. Esto es, multitud de /joi/, /noi/ y demás vocablos terminados en /oi/ en vez de /au/ como tenemos aprendido.



Al igual que en mi anterior trabajo, estoy "continuamente" haciendo uso de la caja registradora (sería genial si tuviésemos más clientes), y, al igual, poseo una habilidad innata para bloquearla varias veces al día. Al menos estoy aclarándome con los peniques, lo cuál significa no tener que acercarse las monedas a medio centímetro del ojo para ver de cuánto son. Es un adelanto. La tienda no funciona todo lo bien que debería por varios motivos, así que cuando tenga algo más de rodaje intentaré aplicar lo que sé de marketing porque este tipo de cosas necesitan la participación de todo el mundo. Por lo que sé, también veré oficina y participaré en actos benéficos. Tengo un horario bastante bueno y tenemos té en el almacén, así que estoy bastante satisfecho con lo que me ha tocado. Claro que, al ser gran parte del personal voluntarios sin contrato ni salario, no tengo posibilidad de quedarme al terminar las prácticas. Pero seguiré haciéndolo lo mejor que pueda.

También me pasé por uno de mis rincones pendientes de Belfast; la Bookfinders Cafe. Es una librería de ejemplares antiquísimos, con una cafetería dentro, en la que te puedes perder un rato buscando tesoros y aspirando el aroma a páginas viejas, que es el mejor del mundo. No encontré el libro de Gerry Conlon, pero me llevé otra recopilación de Joyce, que además de "Dubliners" (ya van tres veces que lo tengo) tiene otros escritos como "Portrait of the artist as a young man", al que sigo la pista desde hace mucho. Y me llevé otra cosa que también lleva años dándome vueltas en la cabeza: "Something wicked this way comes", del recientemente fallecido maestro Ray Bradbury. El título en inglés me fascina desde que lo escuché por primera vez, y ni siquiera sé de que trata. Mejor. Me pondré a ello cuando terminé con Hank. (Hablando de Bukowski... el otro día que tuvimos fiesta me leí casi del tirón Post Office y Hollywood. En inglés es más absorbente aún.) 


Después de estar un rato charlando con la agradable señora que regenta la tienda (con solicitud de empleo incluida y denegada, por cierto), me invitó a unas lecturas de poesía. Quizá me anime a leer algo. 

Esto será todo por hoy, si sobrevivimos, ya que está previsto nieve para esta misma noche y temperaturas ridículamente bajas para los próximos días. Llega el fin de semana y toca ir de pubs (aunque el sábado me toca meter horas, pero no demasiadas) y el lunes tenemos un concierto de Folk, así que intentaremos resistir el frío como sea.

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